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EL VELLOCINO DE ORO. Mitos de la Grecia Arcaica (Cuarto Episodio)

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Fragmento de una crátera de mediados del siglo IV a. C. pintada por el llamado Pintor de Licurgo, Museo Arqueológico Nacional de Nápoles. La imagen representa la escena de la conquista del vellocino, la piel áurea del carnero alado identificado con Aries, el signo astrológico regido por Ares, o Marte. Es en este signo donde el Sol se “exalta”, palabra que en el contexto cosmogónico se relaciona con el pleno desarrollo de las cualidades innatas del planeta en cuestión, en este caso las del astro rey, que dota a Aries, signado por el fuego, de toda la potencia demiúrgica necesaria para poner en movimiento el Zodíaco, la “Rueda de la Vida”. Esta referencia astronómica no es por casualidad, pues en este mito también se alude a la entrada en la era zodiacal del mismo nombre, la Era de Aries, o la Era del Carnero, que sucede a la de Tauro, de la que tendremos ocasión de hablar en otros episodios del ciclo heroico. Durante dicha Era será la energía de Marte la que, en efecto, predomin

JASÓN Y LOS ARGONAUTAS. Mitos de la Grecia Arcaica (Tercer Episodio)

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Constru cción de la nave Argo. Relieve de terracota, s. I d.C. British Museum. Atenea interviene con su sabiduría y ciencia en la construcción de la nave Argo, cuyo nombre significa “veloz”, como lo es el rayo y la luz, de ahí su relación con la “blancura”. De hecho, la palabra griega Argus tiene la misma significación etimológica que el latín argentum , plata, o sea el color blanco. No es de extrañar entonces que el constructor de la nave se llamase también Argos, el cual aparece a la derecha de la imagen trabajando en la proa con sus herramientas, junto a Atenea y el propio Jasón. Argos es también la ciudad de donde parte la nave, que en sí misma es la imagen de un centro espiritual que, en este caso, se “mueve” por las procelosas aguas del mundo inferior. Con ella Jasón y los Argonautas se dirigirán a la Cólquida en busca del Vellocino de Oro, recalando en distintos lugares significativos de la geografía griega y mediterránea, como la isla de Samotracia, por ejemplo, donde re

ATENEA Y HEFESTO. Mitos de la Grecia Arcaica (Segundo Episodio)

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Nacimiento de Atenea. Cerámica griega, siglo VI a.C. En la imagen puede verse cómo Hefesto, el dios herrero dominador del fuego y forjador de las armas de los héroes, abre la cabeza de Zeus con el hacha de doble filo, o hacha bípeda, con el fin de que Atenea pueda “salir” de su cuerpo, en el que ha acabado de gestarse y crecer, como ya se dijo en el episodio anterior. Se trata de una apertura craneal producida por un arma axial que señala de manera muy sutil el origen hiperbóreo de este mito. El hacha se ha identificado igualmente con el poder del “rayo” divino (el que porta igualmente Zeus en su mano izquierda), gracias al cual Atenea puede nacer en el “mundo del hombre”, y con ella las artes y ciencias que traerán la cultura y la civilización, en este caso la que se desarrolló en la antigua Hélade. No olvidemos, en este sentido, que la madre de Atenea, Metis, además de una diosa de la tierra nutricia, es también la potencia creadora del propio Zeus, es decir su sakti , dich

EL NACIMIENTO DE ATENEA. Mitos de la Grecia Arcaica (Primer Episodio)

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Nacimiento de Atenea. Cerámica griega, siglo VI. Museo del Louvre. París. Consejera de numerosos héroes (Teseo, Hércules, Perseo, Jasón, Ulises, etc.), la diosa Atenea es hija de Zeus y de Metis (que aparece en la parte inferior de la imagen debajo del asiento de Zeus). Metis es una titánide relacionada con la riqueza y fecundidad de la Tierra, y a la que Zeus seduce, dejándola embarazada. Cuando, según el mito, Zeus se “traga” a Metis “asimila” su energía telúrica, la que es sublimada en el interior de su cuerpo, que es como un athanor donde son “transmutadas” las almas que han sido previamente seducidas por el dios del rayo y del trueno, elementos que anuncian su “presencia”. Esa transmutación es vertical y se realiza de acuerdo a la dirección del “Eje del Mundo”, que partiendo del punto más bajo comienza un viaje por el interior del Orden Universal hasta alcanzar la “clave de bóveda”, o “puerta de los dioses”, de ese mismo Orden o Arquitectura, que es por donde “emerge” Ate

RENÉ GUÉNON: "TRABAJO INICIÁTICO COLECTIVO Y 'PRESENCIA' ESPIRITUAL" (Capítulo XXIII de “Initiation et Réalisation Spirituelle”)*

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Canteros medievales trabajando en la catedral de Notre Dame, París. Existen formas iniciáticas en las cuales, por su constitución misma, el trabajo colectivo ocupa un lugar preponderante; con ello no queremos decir, entiéndase bien, que éste sustituya el trabajo personal y puramente interior de cada uno. El caso de que aquí se trata es sobre todo el de las iniciaciones que subsisten actualmente en Occidente, y sin duda se puede decir lo mismo, en un grado más o menos acentuado, de todas las iniciaciones de oficio, porque se trata de algo que es inherente a su naturaleza misma. En un reciente estudio que hemos realizado sobre la  Masonería   (1) , hablábamos de que una "comunicación" no se podría efectuar más que por el concurso de tres personas, de tal forma que ninguna de ellas posee por sí sola el poder necesario para ello. Podemos citar igualmente, en el mismo orden de ideas, la condición de la presencia de un mínimo número de asistentes, siete por ejemplo, para que un

II. Por la Ruta Jacobea. El Monasterio de San Juan de la Peña. Historia y Simbolismo (Segunda Parte). Sobre el Maestro Escultor de los Capiteles

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  Capite les del claustro de San Juan de la Peña El Maestro de San Juan de la Peña (también llamado Maestro de Agüero) labró los capiteles del monasterio pinatense escogiendo escenas muy concretas de la vida de Jesús. Pero como en otros muchos claustros repartidos por toda la Cristiandad medieval las escenas que se representan se corresponden con episodios extraídos tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento, pues Jesús nace dentro de la tradición de Israel, y hay un hilo genealógico carnal, pero también espiritual que no se puede obviar. Como dijimos en la primera parte de este trabajo, el claustro del monasterio pinatense no es el único en el que trabajó la cofradía del Maestro de San Juan de la Peña, sino que encontramos su sello en otro claustro, el de la iglesia de San Pedro el Viejo (Huesca), donde las escenas bíblicas y evangélicas son otras (aunque algunas de ellas se refieren al mismo episodio, por ejemplo el de la creación de Adán y Eva). Otros trabajos aparecen en la menc

I. Por la Ruta Jacobea. El Monasterio de San Juan de la Peña. Historia y Simbolismo (Primera Parte)

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  Por la Ruta Jacobea EL MONASTERIO  DE SAN JUAN DE LA PEÑA Historia y Simbolismo (Primera Parte ) Situado en la sierra altoaragonesa del mismo nombre, el monasterio de San Juan de la Peña se distingue por la singularidad de su enclave geográfico. Si normalmente los monasterios se ubicaban en grandes espacios abiertos, en el claro del bosque o en la sumidad de las montañas (cuyo ejemplo más paradigmático y no menos singular son los monasterios de Meteora en la región griega de Tesalia, de ahí su apelativo de “monasterios suspendidos del Cielo”), San Juan de la Peña se halla, por el contrario, incrustado literalmente en la oquedad de una enorme roca (o peña, de ahí su toponimia) es decir en una cueva o caverna. Sin embargo, este no es el único santuario que existe con estas características en la región de Aragón, y más concretamente en la provincia de Huesca. Teniendo en cuenta que dicha provincia es la más montañosa de Aragón, no es de extrañar que el eremitismo rupestre cristian