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La Gran Parodia de la Civilización Artificial. "El vulgo quiere ser engañado, luego que se le engañe" (René Guénon))

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  Cuando ya teníamos prácticamente terminado nuestro artículo, leemos en la prensa [1] un par de noticias que confirman gran parte de lo que hemos descrito en las entregas anteriores acerca de una Inteligencia Artificial descontrolada y en manos de una moderna Plutocracia, con los peligros que esto implica para una sociedad basada en sus presupuestos. La primera noticia se refiere a la empresa Neuralink, de Elon Musk, la cual acababa de recibir el visto bueno de la administración estadounidense: La administración federal que regula en Estados Unidos los alimentos y los medicamentos (FDA) dio el visto bueno a que Neuralink, su forma de implantación de chips en el cerebro de las personas, inicie el primer ensayo clínico de ese dispositivo experimental en humanos (...). Esta aprobación supone un hito para la compañía, que ha estado desarrollando un mecanismo del tamaño de una moneda para insertarlo quirúrgicamente por un robot y capaz de decodificar la actividad cerebral y vincularla a

La Gran Parodia de la Civilización Artificial (3ª Parte). Los Límites de la Experimentación Científica

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  El dios romano Terminus con la leyenda "No cedo ante nadie",  de Hans Holbein el Joven. Tras lo dicho hasta ahora, nos preguntamos si habría que aplicar todavía el término de "científico" a quienes, en general y desde el campo de la tecnología, han contribuido a crear la civilización artificial de la cibernética. Para nosotros la palabra científico tiene una nobleza que no podemos encontrar en ellos, una nobleza que le viene de origen, pues etimológicamente está relacionada con el ‘conocimiento’ (del latín  scientia ), pero aplicado no al conocimiento metafísico (del cual deriva, y que sería verdaderamente la  Gnosis , ‘Conocimiento’ en griego), sino a las cosas relacionadas con el mundo “físico”, o sea con la naturaleza, dentro de la cual se encuentra la naturaleza humana, y en donde la experiencia es fundamental, pues gracias a ella se “incorpora” en nuestra vida la idea concebida en el Intelecto. La naturaleza considerada por tanto en un sentido amplio, como la

La Gran Parodia de la Civilización Artificial (2ª Parte). Los Precursores de la "Singularidad Tecnológica"

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  Idea futurista del "alma del software" digital de la máquina. Vector de Octapius Ciertamente, la cibernética al relacionar el campo de la física con el de la neurología y el de las computadoras, es la que está al mando de la civilización que ella ha acabado de conformar, una civilización fundamentada en gran parte en la “realidad virtual”, es decir en el ciberespacio, y que por la propia dinámica de los hechos llegará un momento en que se confundirá con la realidad concreta y sensible, hasta el punto que la mente humana no podrá distinguir entre la una y la otra. Esa misma confusión dará lugar a la aparición definitiva del transhumanismo, un término que refleja hasta qué punto las ciencias gobernadas por la cibernética están rompiendo con lo genuinamente humano. Se nos dirá que esa pretensión ya viene de lejos, y es cierto, pero la sociedad cibernética no se ha manifestado plenamente hasta que la IA y la “revolución digital” dirigida por ella no se ha hecho ya imprescin

La Gran Parodia de la Civilización Artificial (1ª Parte). Entre Escila y Caribdis

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  Grabado alemán donde se ve la nave de Ulises atravesando el estrecho marítimo  entre el monstruo Escila y el remolino de Caribdis. Esta es la primera de tres entregas sobre un tema que ya  hemos tratado  en alguna ocasión. [1]  Nos referimos a las consecuencias negativas que la tecnología de la Inteligencia Artificial (IA) está provocando en la sociedad del siglo XXI, consecuencias que suponen un cambio radical de paradigma con respecto a la concepción misma del ser humano. Sabemos que esta iniciativa se enmarca dentro de un proceso de degeneración cíclica que afecta a la humanidad entera y que ha permitido la manifestación de esa posibilidad, impensable en otros momentos de la historia.  El objetivo que se persigue, y que ya se está consiguiendo, es sustituir a lo humano por un ente artificial que “imite” nuestros procesos cognoscitivos con el fin de suplantar nuestra identidad como seres que, al contrario de esa artificialidad, estamos dotados no solo de un cuerpo (cuyos “mecanismo