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Las Causas del Colapso de las Civilizaciones en la Historia

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  La Edad de Hierro, Pietro da Cortona, 1641, Palacio Pitti, Florencia. El debilitamiento de la comunión con lo sagrado y lo metafísico señala el inevitable ocaso y finalmente la muerte y desaparición de las culturas y las civilizaciones. Esta es para nosotros la causa principal de lo que Arnold Toynbee también denominó “el colapso y desintegración de las civilizaciones”, pues mientras subsiste aquella energía interior que las predispone a estar en armonía con la Providencia y la “Voluntad del Cielo” (o en términos hindúes el Dharma ) es muy difícil que sucumban, aunque naturalmente hay excepciones a esta regla, como lo demuestra, por ejemplo, la desaparición de dos grandes civilizaciones, la azteca y la inca, en plena juventud y esplendor de su civilización. En efecto, y como señala Federico González en el capítulo V de El Simbolismo Precolombino : Tanto los aztecas como los incas constituían sociedades militarizadas que conformaban dos grandes imperios que, cuando la conquista, apena

Las "Barreras de la Historia"

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  La Edad de Bronce, 1641. Pietro da Cortona, Palacio Pitti, Florencia. Ha sido la existencia de una transmisión ininterrumpida de la Ciencia Sagrada la que ha dado verdadera unidad y cohesión a la Historia entendida en su sentido más universal, pues por encima de los hechos consuetudinarios, la Ciencia Sagrada y el conocimiento que por su intermedio se manifiesta, siempre ha actuado de eje vertebrador manteniendo activo ese vínculo con las verdades trascendentes y metafísicas, depositadas en el "Centro del Mundo", del cual los "centros espirituales" de todas las civilizaciones tradicionales han constituido y constituyen un reflejo. Como dijimos anteriormente, esa labor intermediaria de recepción, conservación y transmisión ha sido llevada a cabo sobre todo por los auténticos sabios y jefes espirituales de todos los pueblos y en todo tiempo y lugar, que han sido puentes ( pontifex ) que han conectado el contenido sapiencial de la Ciencia Sagrada con el acontecer tem

El Trasfondo Metafísico de la Historia

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  Mapamundi del Salterio de la Abadía de Westminster, 1260. Biblioteca Británica. En el centro del mapa podemos apreciar la ciudad de Jerusalén. Como hemos destacado en entregas anteriores, los episodios más relevantes de la historia sagrada están siempre protagonizados por los seres humanos más cualificados espiritualmente. Cualquiera puede leer en los textos sagrados de las diversas tradiciones cómo determinados héroes, sabios, hombres y mujeres de conocimiento, han entrado en comunicación con las deidades invisibles, atributos de un Dios único que se manifiesta por su intermedio. Esos episodios han conformado los mitos fundadores de una tradición, que han contribuido también a adaptarla o reformularla cuando las condiciones cíclicas así lo han requerido . El encuentro de Moisés con Dios en el Sinaí durante el episodio de la "zarza ardiente" es un ejemplo de esto último. Lo cual no significa que dichos episodios no sean también históricos, o sea acontecidos en el tiempo ord

"QUE TODOS SEAN UNO". Meditación de la Semana Santa (Texto y Podcast)

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Institución de la Eucaristía, o Comunión de los Apóstoles. Justo de Gante, 1474. En estos días se ritualizan los misterios más profundos de la Tradición Cristiana, que tanto tienen en común con los misterios de la Masonería. La pasión, muerte y resurrección de Cristo guardan, en efecto, una notable correspondencia con los misterios de la pasión, muerte y resurrección del maestro Hiram, pues de “pasión” podemos calificar los momentos previos  a la muerte de Hiram a manos de los “tres malos compañeros”. Misterios presentes también en los mitos ejemplares de los dioses de muchas otras tradiciones, como es el caso del Osiris egipcio y del Quetzalcóatl precolombino, por poner solo dos ejemplos conocidos. Todo ello nos indica que esa muerte y esa resurrección tratan en realidad de un proceso arquetípico, y que siendo mítico y ejemplar, ha de ser asumido como tal por todo aquel que se inicia en el Conocimiento. A nivel humano, dicha muerte no es otra cosa que el sacrificio de la individualida

La Historia incluye al Mito y la Epopeya

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La Edad de Oro. Fresco de Pietro da Cortona, siglo XVII. La palabra Historia cobra nueva luz y se completa cuando descubrimos que deriva de  histor , «testigo», que a su vez está relacionado con  idein , «ver», y con  oida , «saber». El historiador es aquel que «sabe por haber visto o indagado», o «investigado», convirtiéndose en un «intérprete» de la realidad, en su hermeneuta, a la que «ve» (sinónimo de «comprender») como el resultado de un maridaje entre la realidad mítica, simultánea y vertical (siempre presente en la memoria de los integrantes de una cultura tradicional), y la que acontece en el hecho propiamente temporal, sucesivo y horizontal. El proceso histórico puede ser comparado entonces con la urdimbre (hilo vertical) y la trama (hilo horizontal) de un tejido. Naturalmente nos estamos refiriendo sobre todo a los historiadores clásicos, y de entre ellos a los que desempeñaban el papel de transmisores de un conocimiento que incluía los elementos nucleares de su civilización,

La Historia Mantiene Viva la Memoria de los Hombres

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Mnemosine, la madre de las Musas En realidad, abordar el conocimiento de la Historia como un modelo del cosmos permite encontrar los signos y las huellas que comunican al hombre con su arquetipo eterno. Esto debería hacernos reflexionar acerca de la importancia que tiene la Historia para el estudioso de la Simbólica, que necesariamente ha de enfocar su investigación integrada dentro de la Ciencia Sagrada, pues de hecho es así como se puede comprender el mensaje que todo proceso histórico está expresando en lo más íntimo de sí mismo. La “investigación” que se abre ante nosotros no trata, pues, de lo que ha hecho el hombre en el pasado considerándolo precisamente como “pasado”, es decir como algo que no tiene relación alguna con el presente, lectura que nace ya “petrificada” puesto que no tiene en cuenta justamente aquello que dota de sentido y significado a cualquier momento histórico, es decir a esas “ideas-fuerza” a que nos estamos refiriendo, que son como ese “rocío celeste” del que