PLATÓN Y LA "PARTICIPACIÓN EN LAS IDEAS"

 

Platón, siglo IV a.C.

La metaxis es un término utilizado por Platón en distintos lugares de su obra. Ella permite entender una de las claves de su filosofía, o mejor dicho de la Filosofía, ya que el maestro griego no expuso un sistema filosófico propio al modo de los filósofos modernos, sino una enseñanza heredada en sus aspectos fundamentales del pitagorismo, el mito arcaico, los presocráticos y naturalmente Sócrates. Platón interpreta y da forma a la Filosofía a través de los Diálogos, o sea al uso de las palabras iluminadas por el Logos, pues de lo que se trata es de encontrar la “idea”, o el concepto si se quiere, que está en esas mismas palabras como vehículos que son de la esencia de las cosas y los seres, cuyos nombres, por tal razón, no son arbitrarios sino adecuados a la naturaleza de lo que ellos son en su "sí mismo".

“El nombre trajo el concepto”, dice Calderón de la Barca en una de sus piezas teatrales refiriéndose al serafín angélico. También Borges sugiere lo mismo cuando en su famoso verso sobre "El Golem", y recordando una obra de Platón que trata precisamente de las palabras, dice:

"Si (como afirma el griego en el Cratilo) / El nombre es arquetipo de la cosa / En las letras de 'rosa‘ está la rosa / Y todo el Nilo en la palabra 'Nilo‘."

Metaxis significa “participación” y más concretamente “participación con o en las ideas”, pertenecientes al Mundo Inteligible, que es justamente el mundo de los arquetipos, donde residen las esencias de todo lo que existe. Sin las ideas, las cosas y los seres (desprovistos de sus nombres que los ligan con su esencia) sólo serían sombras fugaces, como las que relata el mismo Platón en el mito de la caverna. Y es más: sin dicha participación sería imposible que el alma humana pudiera “unir” el plano físico con el plano espiritual, ya que ella está “en medio” de ambos, separándolos pero también poniéndolos en comunicación, y cuando esto sucede tiene lugar, como dice La Tabla de Esmeralda hermética, el milagro “de una cosa única”, que es la Vida Universal considerada en su totalidad.

El alma humana, como el Alma del Mundo, conforma el Plano Intermediario[1], y aunque la metaxis no pueda asimilarse enteramente a él, sí tiene puntos en común, ya que, como indica su nombre, es por su “intermediación” que se produce, efectivamente, la unión de lo de “abajo con lo de arriba”, la Tierra con el Cielo, y de hecho la “participación en las ideas” no sería sino el resultado de dicha unión, en el grado o intensidad que esto fuese. (Señalemos de pasada, que ese mismo papel intermediario es el que desempeña el símbolo, en tanto que promueve la capacidad de dar “forma” a las ideas que se revelan en la conciencia).

Mas, para que ello sea posible, es decir para que esa “participación” en el Mundo Inteligible se haga efectiva, es necesario que el ser reciba una influencia espiritual, simbolizada muchas veces por un “rayo luminoso”, que liga a ese ser con su Principio divino. Dicho rayo es la acción del Logos, Verbo o Intelecto Superior, emanado directamente del Espíritu, o del Noûs-Dios[2].

Podríamos decir que el Logos es el Espíritu mismo manifestándose en el cosmos y en el ser humano, y gracias al cual podemos “concebir” y “participar” de los arquetipos y las ideas eternas, puesto que están en nosotros, solo que no los “recordábamos”, y de ahí la importancia que Platón concedía igualmente a la anamnesis, al “recuerdo de sí”, inseparable por tanto de la metaxis. Francisco Ariza

________________________________________

[1] En la obra de Platón, y de sus discípulos e intérpretes más fieles a su pensamiento (caso de Proclo) existen numerosas referencias al Plano Intermediario, equivalente al “Mundo Imaginal” de ciertos metafísicos árabes y persas, quienes también recibieron la herencia de Platón y los neoplatónicos.

[2] A este respecto, el Logos se asimila a Buddhi en la tradición hindú concebido también como un rayo luminoso emanado de Atmâ, el Espíritu. Buddhi, el Intelecto Superior, al proyectarse sobre la individualidad humana despierta en ella la “conciencia del yo” (ahankâra), que nada tiene que ver con el “ego”, pues ese "yo" no es otra cosa que el reflejo de ese mismo Intelecto en el alma individual. Sobre esto ver los caps. VII y VIII de El Hombre y su devenir según el Vedanta, de René Guénon.

Todas las entradas del blog

Facebook personal

Mi página Web


Comentarios

Entradas populares de este blog

La Geometría Musical y Celeste de la Capilla de Rosslyn. La "Proporción Áurea" y la "Danza de Venus". Francisco Ariza

RENÉ GUÉNON: "TRABAJO INICIÁTICO COLECTIVO Y 'PRESENCIA' ESPIRITUAL" (Capítulo XXIII de “Initiation et Réalisation Spirituelle”)*

La Gran Parodia de la Civilización Artificial. (4ª Parte). "El vulgo quiere ser engañado, luego que se le engañe" (René Guénon)