La Geometría Musical y Celeste de la Capilla de Rosslyn. La "Proporción Áurea" y la "Danza de Venus"

 

Pentagrama de Venus, o "Rosa pentagramática".

En la anterior notificación (La Geometría Musical y Celeste de la Capilla de Rosslyn) , mencionamos a las energías planetarias y las correspondencias que estas mantienen con la parte corporal, emocional e intelectual (o espiritual) del ser humano, y que este planteamiento mágico-teúrgico está presente en los “cubos musicales”, en donde el “tritono” es un componente fundamental, pues dichas notas indican justamente el tono y el comienzo de la melodía, compuesta de 13 patrones sonoros vinculados con los 13 ángeles músicos que aparecen en el espacio al Oriente de la capilla, que es donde se encuentran los 215 cubos, aunque ahora hay 213 debido a que se perdieron dos de ellos.

El ya citado Richard Merrick, tras investigar en las relaciones geométricas entre la planta de Rosslyn y la morfología arquitectónica del templo en su conjunto, llegó a la conclusión de que ese número 13 está en relación con las 13 veces que Venus orbita alrededor del Sol. En la Antigüedad los astrónomos-sacerdotes de diversas tradiciones (entre ellos los sumerios y los mayas) conocían perfectamente las 13 órbitas de Venus, y descubrieron que esta trazaba un patrón pentagonal en el cielo cada 8 años terrestres. Esas relaciones orbitales entre Venus y la Tierra aparecen en la Capilla de Rosslyn en forma de los 13 ángeles músicos y los 8 dragones, figurando estos últimos en la base del “Pilar salmónico del Aprendiz” (figs. 1-2), del que tuvimos ocasión de hablar en su momento, y que junto al “del Oficial” y al “del Maestro”, son los tres pilares principales que sostienen ocho de los dieciséis arcos del Oriente de la Capilla, constituyéndose así en los ejes por medio de los cuales la música angélica desciende del Cielo a la Tierra.


Fig. 1. Pilar del Aprendiz. Fuente: Facebook.

Fig. 2. Base del Pilar del Aprendiz con varios de los ocho dragones. Fuente: Pinterest.

Si plasmáramos el trazado que dibujan los movimientos orbitales de Venus y la Tierra alrededor del Sol durante ese período de tiempo, veríamos como va apareciendo una estrella pentagramática uniendo los cinco puntos surgidos de las cinco conjunciones de Venus y la Tierra durante los 8 años en que esta última realiza su órbita en torno al Sol:


https://youtu.be/fFDBeTdPKig?t=8


LA PROPORCIÓN ÁUREA

La Estrella Pentagramática, o Pentalfa (símbolo de la cofradía pitagórica), no solo es un símbolo del microcosmos, es decir del ser humano, sino que está directamente vinculada con el “número áureo” o "proporción áurea", representada por la letra griega "fi" (φ), presente en las distintas intersecciones de las líneas que componen el pentagrama, como podemos observar en las dos imágenes siguientes (figs. 3-4).

 

Fig. 3. Proporciones sucesivas en proporción áurea en el pentagrama. Imagen de diversas fuentes.

Fig. 4. Fuente: UNAM (Universidad Nacional Autónoma de México).

La proporción áurea, o número de oro, establece las relaciones armónicas y proporcionales entre las partes de un todo. Es la división armónica de un segmento de recta en dos partes, llamada de media y extrema razón, explicada por Euclides de la siguiente manera:

"Se dice que una recta ha sido cortada en extrema y media razón cuando la recta entera es al segmento mayor como el segmento mayor es al segmento menor."

Se establece así una relación de proporción (o analogía) entre el todo, el tamaño mayor y el menor (figs. 3-4-5-6).


Fig. 5. Sección áurea y rectángulo áureo. Fuente: imborrable.com 

Fig. 6. Construcción del rectángulo áureo y su traducción numérica.
 

La reunión de cada sección del rectángulo por una curva produce la espiral áurea, ligada con la "sucesión logarítmica de Fibonacci", en donde la suma de dos números resulta el siguiente de la sucesión: 1, 1, 2, 3, 5, 8, 13, 21, 34, 55, 89, 144, etc., y así indefinidamente. Si exceptuamos los dos primeros números (el 1 y el 2) el valor resultante de la división de cada número con el precedente se irá aproximando al 1,618, que es el número de la "sección áurea" (figs. 7-8-9). Tomemos aquí un ejemplo con un rectángulo de lados 13 y 21: 


Fig. 7. Rectángulo áureo cuyos lados miden dos de los números de la serie de Fibonacci. Su división da como resultado el número más aproximado a la sección áurea: 21/13=1,615. Fuente: imborrable.com


Fig. 8. Ese mismo rectángulo lo dividimos siguiendo la serie numérica de Fibonacci. Fuente: imborrable.com


Fig. 9. Si se unen por medio de una línea todos los cuadrados que surgen de la serie numérica aparecerá la llamada "espiral áurea". Fuente: imborrable.com

Como vemos se trata de un crecimiento armonioso, que caracteriza, en efecto, a todos los seres vivos, y este crecimiento tiende a producir formas semejantes a sí mismas gracias a

“una pulsación en progresión geométrica, una periodicidad dinámica verdaderamente ritmada, que no solo corresponde a un crecimiento cualquiera, sino al crecimiento perfectamente homotético [semejante a sí mismo], por el hecho de que toda pulsación en razón geométrica se puede considerar como la huella esquemática de una espiral logarítmica, curva ideal de crecimiento homotético, o analógico”. M. Ghika, El número de oro, tomo I,  cap. II.

En efecto, la espiral áurea se encuentra con frecuencia en la morfología de los seres vivos, por ejemplo en el propio cuerpo humano, en la concha de caracol y de muchos moluscos, en las semillas de girasol, en la disposición de las ramas de los árboles y arbustos, en la estructura espiral de las galaxias, etc. También el “número áureo” se plasma en la geometría de la arquitectura, como es notorio, por ejemplo, en las pirámides de Giza el Partenón de Atenas o las catedrales medievales, de tal manera que un templo realizado conforme a ese módulo es un compendio maravilloso de los tres reinos de la naturaleza. El templo no solo sería un mediador entre Dios y el hombre, sino también un intermediario entre el hombre y el mundo.

El universo entero puede ser visto como una arquitectura hecha de ritmos que cristalizan en un orden geométrico, una de cuyas claves es la proporción áurea. De ahí entonces que entre los planetas sean los movimientos orbitales de Venus en su relación con los de la Tierra los que mejor o más apropiadamente reflejen esa proporción, llamada “divina” por algunos, dando a entender que hay en ella la presencia de una inteligencia suprahumana que permite precisamente el vínculo entre las partes entre sí, y entre ellas y el todo, en el que están integradas, en este caso el sistema solar, cuyo “mecanismo” hemos de considerar aquí como un reflejo de todo el universo visible en sus aspectos fundamentales.


LA "DANZA DE VENUS"

Y a propósito de las figuras geométricas que hay en algunos cubos musicales de Rosslyn (fig. 10), no podemos obviar el asombroso parecido que guardan con los glifos mayas de Venus, planeta al que esta alta civilización precolombina consideraba una de las claves de su cosmogonía al ser identificado con Kukulkán (figs. 11-12-13), el Quetzalcóatl azteca, equivalente como sabemos al Thot egipcio y al Hermes griego.


Fig. 10. Los cubos musicales alusivos al tritono y su reproducción cimática. Fuente: Aeternam Architectura.


Fig. 11

Fig. 12

Fig. 13
Figs. Varios glifos maya de Venus. Resulta interesante observar que el tritono de los cubos musicales y sus correspondiente figuras cimáticas aparecen conformando una figura cuadrada, romboidal o en cruz, esta última con un punto en el centro, indicando así el símbolo de la “quintaesencia”, con la que también está relacionada la estrella pentagramática. Glifos de fuentes diversas.

Creemos que toda esta explicación en torno a la estrella pentagramática y la proporción áurea ha sido necesaria porque ambos símbolos están muy presentes en Rosslyn de forma explícita o más o menos velada. Por ejemplo, y en relación con los “cubos musicales”, vemos que estos conservan la misma forma de la proporción áurea (fig. 14), lo cual no se debe a la casualidad (que no existe cuando se trata de ciencia sagrada y simbolismo), sino que es claramente la expresión de la voluntad de los constructores y artesanos de Rosslyn de plasmar en lo concreto ese mismo ritmo y orden geométrico que tanto la estrella pentagrámatica como la proporción áurea están manifestando.


Fig. 14. Ejemplos de “cubo musical” con proporción áurea. Fuente: The Rosslyn Templars.

Además, debemos considerar otra cuestión que relaciona entre sí la proporción áurea con los patrones geométricos-sonoros tallados en dichos cubos, patrones que recordemos son 13, que es el número de las órbitas alrededor del Sol que Venus realiza durante 8 años terrestres, siendo precisamente el 13 y el 8 dos de los números que aparecen en la llamada “sucesión de Fibonacci”, los cuales, divididos entre sí, dan también un resultado muy próximo al de la “proporción áurea” (13/8=1,625). Por otro lado 13 años de Venus (13x225=2925 días) coinciden prácticamente con 8 años terrestres: 8x365=2920 días. Esto significa que en ese período de tiempo las órbitas de los dos planetas se vuelven a encontrar en la misma posición inicial, y a esto se le llama “resonancia 13:8”, expresión de indudable sugerencia musical. Recordemos de nuevo que es durante esos casi tres mil días que se va trazando en el cielo la “estrella pentagramática” como resultado de las cinco “conjunciones sinódicas superiores” entre Venus y la Tierra en torno al Sol.

Ahora bien, si en vez de tener al Sol en el centro tenemos a la Tierra (que es desde la que lógicamente observamos todos  los movimientos del universo), lo que se va conformando durante esa “resonancia 13:8” es la “Rosa pentagramática”, gracias en este caso a los cinco alineamientos o “conjunciones sinódicas inferiores” entre el Sol, Venus y la Tierra. Recordemos que el término sinódico quiere decir “encuentro”, y de ahí quizás que en su Armonía de los mundos Johannes Kepler describiera esa relación sinódica entre Venus y la Tierra como una relación marital, es decir como unos esponsales, o unas “bodas”, y si hiciéramos una trasposición de la Tierra al hombre, veríamos que dichas bodas tendrían un sentido alquímico evidente. Ver el proceso astronómico de esas relaciones sinódicas en el siguiente vídeo, y fijémonos en un momento dado cómo los movimientos sinódicos de Venus realizan una espiral logarítmica en torno a la Tierra para ir trazando la "rosa pentagramática":


https://youtu.be/_aocKBYyjM0


También en las figuras siguientes (15-16):



Fig. 15. La “rosa pentagramática” según los movimientos sinódicos del planeta Venus. La Astronomía explicada según los principios de Isaac Newton, de James Ferguson, 1799. Fuente: Pinterest.

 

Fig. 16. Gráfico hecho con ordenador de la "rosa pentagramática" o "danza de Venus" orbitando alrededor del Sol con la Tierra en el centro. Fuente: Pinterest.

Tras lo dicho hasta aquí, es evidente que quienes diseñaron la capilla de Rosslyn quisieron darle una importancia relevante al planeta Venus como representativo de una energía muy alta que tiene que ver con el “Alma del Mundo”, cuyas armonías internas Venus contribuye a expresar visiblemente a través de su danza estelar. No olvidemos que Venus (la Afrodita griega, la Astarté fenicia, la Isis egipcia, etc.) es la diosa de la Belleza y del Amor, o sea que está ligada a dos aspectos divinos que contribuyen a la creación y mantenimiento del orden, la armonía y la concordia universal. Como diosa del Amor ella está ligada a la generación en sus dos aspectos: el espiritual y el carnal, respectivamente representados por la Venus Urania y la Venus Pandemos. Gracias a la iniciación a lo sagrado, la Venus Pandemos, terrestre, es sutilmente transmutada en la Venus Celeste, cuyo nacimiento en el alma humana viene precedido por ese coro angélico que vehicula un canto silencioso nacido de las entrañas mismas del cielo invisible, que se hace audible, y visible, a través del “pentagrama”, palabra que no en vano designa tanto las cinco líneas paralelas donde se escribe la notación musical, como la figura geométrica que retiene la cadencia del ritmo primordial (la proporción áurea) sobre el que se sustenta toda forma de vida.

Habría mucho que decir en torno al simbolismo de la rosa. Por ejemplo, que en el hermetismo cristiano ella guarda una estrecha relación con la orden Rosa-Cruz, que es también un grado de la Masonería operativa escocesa,[1] a la que pertenecía William Sinclair y los constructores de Rosslyn, venidos para su edificación no sólo de Escocia, sino de varios países de Europa. En este sentido, es muy probable que la palabra “Rosslyn” haga referencia a dicha “rosa”. Recordemos que ella deriva del antiguo inglés "rosen" que significa "rosa", y "lind", traducido como "lugar", lo cual puede interpretarse como "lugar de rosas", o “lugar de la rosa”, que es también un símbolo de la Virgen, llamada “Rosa de Sarón”, y sin duda ella es también la Stella Maris, la “Estrella del Mar”, así como la “Estrella de la Mañana”, con que también se denomina a Venus, la que anuncia el alba del nuevo día, o del “hombre nuevo”. Existe una evidente analogía entre la Venus Urania y la Virgen María, y no es por casualidad que el espacio arquitectónico oriental de Rosslyn que hemos estado estudiando, y donde se encuentran los “cubos musicales”, los 13 ángeles, los 8 dragones, los tres pilares, etc., reciba precisamente el nombre de “Capilla de Nuestra Señora”.

Acerca de la Stella Maris, debemos recordar lo que ya dijimos en la primera parte de este estudio dedicado a la historia y el simbolismo de Rosslyn, a saber: que en el caso de los Sinclair existía una vocación marinera muy arraigada hasta el punto que en el blasón de William Sinclair,[2] como conde de Orkney (las islas Orcadas, al norte de Escocia y cercanas a las islas Shetland), aparece un barco sobre un fondo azul celeste (fig. 17), sugiriendo que sus viajes no solo transcurrían por los mares de las “aguas inferiores”, sino que al igual que los míticos argonautas ellos aspiraban a surcar las aguas de la “Mar divina”.


Fig. 17. Blasón de W. Sinclair como Conde de Orkney.


Fig. 18. Escudo de Armas de W. Sinclair.


_______________

[1] Nos referimos concretamente a la “Orden Real de Heredom de Kilwinning”, perteneciente a la Orden Real de Escocia, creada por el rey escocés Robert Bruce tras la victoria (con ayuda de los templarios) sobre los ingleses en la batalla de Bannock-Burn, el 24 de Junio de 1314.

[2] El cuarteado del blasón está realizado por la cruz dentada que distingue a la familia Sinclair, cruz que se encuentra en numerosas lugares interiores y exteriores de la capilla de Rosslyn (fig. 18).


(2ª Parte): La Geometría Musical y Celeste de la Capilla de Rosslyn. 

(1ª Parte): Sobre la Masonería Escocesa, William Sinclair y la Capilla de Rosslyn. Historia y Simbolismo

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