Sobre la Masonería Escocesa, William Sinclair y la Capilla de Rosslyn. Historia y Simbolismo


Apunte sobre la Masonería Escocesa

El presente escrito es en cierto modo una continuación de un trabajo anterior titulado “Sobre el Cristianismo Celta y el Santo Grial”, publicado en nuestro FB y en nuestra página personal el 6 de febrero. Es una continuación porque en muchos aspectos la Masonería Escocesa recoge como parte de su herencia espiritual las diversas corrientes sapienciales que surgen de una tradición (la cristiano-celta) que tiene su vertiente esotérica e iniciática en la saga del Grial, de la que no está muy lejana la Orden del Temple. Si prescindimos de todo aquello que hace de ella una organización religioso-militar (y por tanto exterior) y nos centramos en su núcleo más interno y esotérico, veremos que hay una identidad entre la caballería iniciática del Rey Arturo y quienes se denominaban a sí mismos los “guardianes de Tierra Santa”, o sea los que protegían precisamente lo que el símbolo del Grial está representando. La "Tierra Santa" es el propio Conocimiento. Esto explicaría, en parte, por qué cuando la Orden del Temple comienza a ser destruida en el continente europeo a comienzos del siglo XIV muchos caballeros templarios (que conservaban los "secretos" iniciáticos de su Orden) buscaron refugio en las tierras donde nació precisamente la tradición del Grial, en las Islas Británicas, aunque finalmente fue en Escocia donde se asentaron y pervivieron hasta bien entrado el siglo XVII bajo la protección de los reyes y nobles escoceses. Hay también una circunstancia que permite entender el vínculo que la Orden el Temple estableció con la Masonería Escocesa, y es que tanto en una como en otra es muy relevante todo lo que hace referencia al Templo de Salomón, o de Jerusalén, de tal manera que si la primera considera a este Templo como su “Casa-Madre”,[1] la segunda, la Masonería Escocesa, toma su primera construcción en tiempos de Salomón y del Maestro Hiram como uno de sus orígenes históricos, envueltos en mitos y leyendas que con el tiempo enriquecieron los símbolos y ritos de la Orden Masónica. A esto contribuye el hecho de que la primera Iglesia Culdea, o sea del cristianismo celta, tuviera por nombre la “Nueva Jerusalén”.[2]

Precisamente la Capilla de Rosslyn perteneció a una de las familias más importantes de la Masonería Escocesa, la familia Sinclair, de antiguo origen franco-normando (Saint-Claire, “Santo Claro”), aunque por sus venas también corría sangre noruega, es decir vikinga. Este linaje pertenecía a esa rama escocesa que tenía relación con la Iglesia Culdea, dentro de la cual destacó la figura de San Columban en el siglo VI, que desde uno de los monasterios fundados en Irlanda por el antiguo druida San Patricio, se dirigió a tierras escocesas con doce de sus discípulos (número que recuerda evidentemente a los doce discípulos de Cristo y asimismo relacionado con las constitución de un “centro espiritual”), y posteriormente en el continente europeo para llevar a cabo diversas edificaciones. 

Monasterio de Icolm-Kil en la isla de Iona (Escocia)

En Escocia la más importante edificación fue la del monasterio de Icolm-Kil, situado en la isla de Iona. Pero lo que nos interesa poner de relieve en este momento es que constructores y artesanos provenientes de Icolm-Kil edificaron siglos más tarde (s. XII) la abadía de Kilwinning, al sur de Glasgow. Esta abadía es muy importante para la Masonería Escocesa, pues allí nacería la “Orden Real de Heredom de Kilwinning” como consecuencia de las diversas y afortunadas confluencias entre las cofradías de constructores y las distintas corrientes del hermetismo cristiano y la caballería templaria que "coincidieron" en un momento histórico muy significativo para el posterior desarrollo de la cultura occidental. Tengamos en cuenta que la palabra “Heredom”[3] deriva del inglés “heirdom”, que significa “herencia”, y dicha herencia es la que la Masonería Escocesa recibió de las órdenes de caballería derivadas del Temple y de la Masonería denominada “Massenie del Santo Grial”, sin olvidarnos de la Orden Hermética de la Rosa-Cruz, nacida en el siglo XIV. Al respecto leemos lo siguiente:

“La Orden Real de Heredom de Kilwinning es heredera de las antiguas cofradías medievales reunidas en torno a la abadía de Kilwinning (1140 D.C. - Escocia). Esta abadía albergaba a los Oficiales, Maestros de Obra y Arquitectos que trabajaban para los monjes tironeses de San Winning quienes eran depositarios de la espiritualidad cristiano-céltica de la Iglesia Culdea. Posteriormente, la Logia operativa de dicha abadía fue unida a la Orden de los Caballeros de San Andrés del Cardo, continuadora del Templarismo en Escocia desde el siglo XIV, que fuera fundada por el rey Robert the Bruce, luego de la batalla de Bannock-Burn (24 de Junio de 1314), para proteger a los Templarios que se habían refugiado de las persecuciones en el Mull de Kintyre y lo habían ayudado decisivamente en dicha batalla. 

La filiación iniciática de la Orden Real de Heredom de Kilwinning reúne cuatro corrientes del esoterismo tradicional de Occidente que constituyen las cuatro Piedras Angulares que sostienen el edificio de la misma. Ellas son:

1) La salomónica, transmisora de la leyenda de la construcción del Templo de Salomón.

2) La pitagórica, transmisora del conocimiento de la Geometría Sagrada.

3) La hermética, transmisora del Arte Real, alquímico y constructivo.

4) La templaria, transmisora de la Vía Caballeresca por medio de los Altos Grados escoceses pertenecientes a la Casa de Estuardo y a las Logias "Jacobitas" (…).

El destino de la Orden quedó indisolublemente unido a la Casa de Estuardo durante la Gran Maestría hereditaria detentada por el clan Saint-Clair (Sinclair) de Rosslyn (ortografía antigua: Roslin) siendo el núcleo principal de la llamada "Masonería Jacobita". La Capilla de Rosslyn, cerca de Edimburgo, es un mudo testigo pétreo del antiguo esplendor de la auténtica Masonería Escocesa - necesariamente Jacobita - en la cual se fundían los restos de la Massenie du Saint-Graal, los vestigios del Templarismo secreto, las Logias Operativas y el naciente Rosacrucianismo”.[4]

Escudo de la "Orden Real de Heredom de Kilwinning". Podemos observar en ella diversos símbolos y emblemas masónicos, alquímicos y hermético-cristianos. El escudo está coronado por una torre encima de la cual aparece el signo astrológico de Mercurio, debajo de la divisa "Virtud y Silencio"

Esas “Cuatro Piedras” que sostienen el esoterismo occidental: la Salomónica, la Pitagórica (y aquí deberíamos incluir la herencia de los Collegia Fabrorum romanos a través de los “maestros comacinos”), la Hermética y la Templaria, se congregaron en la construcción de la Capilla de Rosslyn (o Roslin), cuyo nombre evoca tanto la Rosa como el Rocío (el símbolo del Centro y la efusión del Espíritu), palabras de las que derivó el nombre del grado masónico de “Príncipe Rosa-Cruz”. En este sentido es probable que el nombre de Rosslyn provenga precisamente de esa vinculación de la familia Sinclair con la Rosa-Cruz hermética, que se da a conocer en el siglo XIV, en el mismo momento en que se edifica el castillo de Rosslyn, donde los Sinclair tendrán su residencia principal hasta el fin de su linaje. La Capilla de Rosslyn será construida un siglo después dentro de los terrenos pertenecientes al Castillo.


William Sinclair, el heredero de la Tradición

La Capilla fue mandada construir en 1446 por William Sinclair, primer conde de Caithness, último conde de las Islas Orcadas y undécimo barón de Rosslyn. En un principio iba a estar integrada en un complejo arquitectónico más amplio, una Abadía, o una Colegiata, pero por diversas razones ese proyecto no pudo completarse, quedando tan solo la Capilla tal y como la conocemos. Siendo Maestro masón y Maestro templario, la intención de William Sinclair era reproducir en Escocia una imagen del Templo de Salomón, con todo lo que esto representaba también desde el punto de vista de la Historia y la Geografía sagradas, pues con ello se perseguía establecer en Escocia un “centro espiritual” como lo fue el Templo de Salomón en su tiempo. De hecho, esa función de “centro espiritual” se concretó en la propia Masonería Escocesa a finales de la Edad Media, y lo que se ha dicho anteriormente respecto a la Logia de Heredom de Kilwinning así lo testifica.

William Sinclair con los planos de la Capilla de Rosslyn

El lema familiar de los Sinclair estaba extraído del Salmo 16, 3: Revela Domino opera tua, "Encomienda al Señor tus obras", versículo que se completa así: "Y tus pensamientos serán afirmados". Sabemos que los lemas nobiliarios, al igual que los escudos y blasones, recogen el "espíritu" de la casa familiar y se difunde de padres a hijos, señalando un destino a cumplir. Estamos convencidos que William Sinclair conocía muy bien el destino que le había reservado el Gran Arquitecto como continuador de un linaje carnal y espiritual que perpetuaría y conservaría en lo posible esa herencia tradicional a través del Oficio de constructor, pues no es por casualidad que en gaélico la palabra Sinclair significa: "Hijo del Artesano" (Mac na Ceardadh). El artesano carnal y el Artesano espiritual. 

¿Quiénes son los Sinclair?, nos preguntamos ¿A que secreta estirpe pertenecen? El Oficio de constructor se remonta muy lejos en el tiempo, y desde luego si atendemos a la tradición judeo-cristiana y a los propios Old Charges masónicos, o "Antiguos Deberes", los primeros constructores descienden del linaje de Caín, al que según las leyendas pertenecía el constructor del Templo de Salomón, Hiram Abif. Pero todas las civilizaciones, históricas y anteriores a la Historia, son unánimes al remontar el simbolismo constructivo a la propia Tradición primordial. Es lo que ha sucedido en las tierras escocesas desde tiempo inmemorial, pues se conocen vestigios de construcciones neolíticas muy elaboradas en las islas Orcadas, cuyo nombre, proveniente del gaélico, significa "jabalí", el animal que, entre los celtas, simboliza a los sabios druidas. El oficio de constructor y el conocimiento a él aparejado ha permanecido vivo en la “tierra sagrada” de Escocia (la antigua Caledonia) desde tiempo inmemorial, y desde luego no es por casualidad que a ella pertenezcan también las islas Shetland, o sea la “Tierra de Shet”, un nombre que evoca al tercer hijo de Adán, de quien se dice penetró de nuevo en el Paraíso para rescatar la Copa del Grial, y devolver al mundo la Sabiduría contenida en ella. Nada en la Historia y la Geografía sagradas deja de ser significativo cuando abandonamos el estéril punto de vista profano, u oficialista, y aceptamos ser parte activa de un legado que, en efecto, se remonta al estado humano primordial. 

En relación con esto añadiremos aún que las Shetland, junto con las Orcadas, están situadas en la ruta marítima del Mar del Norte que conduce hacia Islandia, que cuando fue descubierta al comienzo de la Edad Media recibió el nombre de Thule (precisamente el mismo nombre que mucho antes los romanos pusieron a las islas Shetland) debido a su cercanía con el Polo, donde la Tradición sitúa la sede original de la humanidad primordial, sede que llevó justamente el nombre de Tula, idéntico al de Thule. W. Sinclair seguramente no desconocía los antiguos mitos celtas y escandinavos que mencionan esa tierra originaria, como los que hacen referencia a San Brandan, por ejemplo, un monje irlandés de la época de San Columban, que se embarcó y fue acompañado de otros monjes a navegar por el Atlántico a la búsqueda del Paraíso, concebido como una isla o "Tierra de los Bienaventurados", o "de los Inmortales", en la que nunca anochece (o sea que no se pone el Sol, al igual que ocurría en la Tierra Polar de los orígenes) y el paso del tiempo no existe. Todo esto aparece escrito en La Navegatio Sancti Brendani que data de los siglos X-XI, y en este sentido podía haber sido conocida perfectamente por la familia Sinclair, pues una rama de la misma procedía de Noruega, de ahí que figuraran naves en varios de sus blasones y escudos, como el que figura en la imagen de abajo, perteneciente al conde de Caithnes, William Sinclair. No es descabellado pensar que esa vocación marinera llevara en el siglo XIV a algún antepasado de W. Sinclair, inspirado por todos esos mitos y relatos históricos, a la búsqueda de ese mítico "Paraíso perdido", búsqueda que le condujo, sin embargo, a las costas del continente americano cien años antes de la llegada del Almirante Colón. 

Blasón de W. Sinclair como conde de Caithnes

¿Explica todo lo dicho anteriormente el interés de los templarios por refugiarse en Escocia, donde aún pervivía no solo la memoria de los orígenes primordiales sino la vigencia de una autoridad espiritual al amparo de ciertos clanes escoceses, como el de Sinclair, que es el que según parece fue uno de sus mayores protectores? Una respuesta plausible a esta pregunta quizás esté en la propia idea de construir una Capilla como la de Rosslyn, que sin duda se debe a William Sinclair, pero él, como anteriormente hemos dicho, fue fiel al lema de su familia: "Encomienda al Señor tus obras", y asimismo al significado galés de su nombre "Hijo del Artesano". Y para un Maestro masón, que además era además templario, no hay obra que merezca mayor empeño que aquella que esté inspirada en la propia obra del Señor: la Cosmogonía. Rosslyn la contiene, a veces de manera muy evidente, otras de forma más secreta, "oculta" en ciertas claves (como los "cubos musicales") que solo pueden ser descifradas mediante un conocimiento preciso de los símbolos fundamentales de la Ciencia Sagrada.   

La Capilla en la actualidad


Vista desde el lado sur

Grabado ideal de la Capilla, que nunca llegó a terminarse totalmente

La Capilla de Rosslyn 

Perteneciente al gótico tardío como podemos ver en las imágenes de arriba, la Capilla de Rosslyn plasma toda esa herencia en su estructura exterior, pero sobre todo en su abigarrado espacio interior, repleto de figuras y representaciones simbólicas de una riqueza inagotable, todas ellas relacionadas con una enseñanza claramente iniciática, y en donde nunca faltan referencias a la Historia sagrada. Por eso encontramos símbolos específicamente templarios (tan emblemáticos como los dos jinetes subidos en un mismo caballo, o el llamado “ángel caído”, que esotéricamente tiene un significado distinto al punto de vista religioso, o exotérico), junto a otros donde se ve la huella de los Collegia fabrorum (por ejemplo en la bóveda de cañón, evocando las iglesias románicas, cuando ya estas no se construían desde hacía siglos), o de la celta, donde son abundantes los símbolos relacionados con el reino vegetal y el “hombre verde” como símbolo de la fecundidad (como es el caso también Cernunnos, un “dios de los animales” celta ligado también a la fertilidad de la Tierra), o del Cristianismo con las diversas escenas del nacimiento de Cristo (dato importante a tener en cuenta), e igualmente del Judaismo con la figura de Moisés portando las Tablas de la Ley, o bien escenas de la Biblia y elementos característicos del Templo de Salomón (empezando por el llamado “Pilar del Aprendiz” del que hablaremos más adelante), y desde luego existe una muestra evidente del simbolismo geométrico-numérico propio del Hermetismo masónico y pitagórico, como es el caso, por ejemplo, de las abundantes estrellas pentagramáticas puestas aquí en relación con determinadas pautas del simbolismo musical, representado por los numerosos ángeles músicos. Lógicamente no pretendemos tratar de todos estos símbolos y otros muchos que no hemos mencionado, sino acercarnos a ese universo simbólico contenido en la Capilla de Rosslyn y en el que reconocemos un mismo ADN espiritual que nos liga con nuestros orígenes culturales, permanentemente actualizados a través de una “cadena de unión” cuyo primer eslabón es el Ser Universal o Gran Arquitecto del Universo.


El "ángel caído"


El “hombre verde”, o la inagotable manifestación de la vida

 

Entrada Sur de la Capilla de Rosslyn, donde se aprecia el arco de medio punto típicamente románico formando un conjunto armónico con el arco ojival gótico de la parte superior

Para el observador atento no existe la sensación de estilos arquitectónicos superpuestos ni elementos simbólicos sin relación entre sí, sino todo lo contrario. Como podemos apreciar en la imagen de arriba, no estamos frente a un sincretismo arquitectónico sino ante una síntesis realizada por quienes se sentían herederos de todas esas corrientes sapienciales, conjugándolas entre sí como partes constitutivas de un mismo todo, que es la Cosmogonía perenne. El conjunto conforma un cuerpo armonioso, cuya planta es un “doble cuadrado”, semejante a las dimensiones de la Logia, pero también del Hekal (o “Santo”) del Templo de Salomón, que junto al Debir (el “Santo de los Santos”), y el Ulam (el vestíbulo, correspondiente al umbral de la Logia entre las dos columnas) conforman las tres partes principales del mismo.

A la izquierda el plano de la Capilla de Rosslyn. A la derecha el plano del Templo de Salomón, del que deriva el modelo de la Logia masónica

También nos ha llamado la atención la bóveda de cañón y el simbolismo que lleva implícito, y que desde un punto de vista es casi un anacronismo arquitectónico sino supiéramos que William Sinclaire no pensó la estructura de la Capilla exclusivamente según los cánones de la época, sino que quiso conservar la bóveda de cañón tal cual está para hacer más patente que el techo de un templo siempre está simbolizando el Cielo. Además, si la observamos de derecha a izquierda (en la dirección Oriente-Occidente) comprobaremos que está dividida en cinco cuerpos, correspondiendo los dos primeros a idénticos y variados motivos florales, entre ellos los lirios (que recuerdan el “Cantar de los Cantares” de Salomón)[5] mientras que el tercero está esculpido de margaritas (la pureza y la inocencia), el cuarto de rosas (símbolo del hombre regenerado) y el quinto de estrellas, pues representa el cielo nocturno, donde es posible presentir la morada de la Divinidad. Se alude así a distintas etapas del proceso iniciático pero a un nivel más elevado por el hecho de estar representados en la parte superior del edificio.


La bóveda de cañón en la dirección Oriente (derecha) Occidente (izquierda)

Como toda arquitectura tradicional la Capilla de Rosslyn es un libro de piedra, y con ciertos conocimientos del simbolismo tradicional podemos leer en él ciertas claves que nos ayudarán a comprender determinadas enseñanzas referentes a la cosmovisión legada por sus constructores. Por ejemplo, se ha hablado de que en la Capilla hay una “música congelada” impresa en ciertos elementos aparentemente decorativos, como los 215 “cubos musicales” que aparecen es los arcos situados al fondo de la Capilla, exactamente en lo que sería el Oriente de la misma, y en un espacio que hay detrás del altar, el cual se corresponde con el ábside en el resto de templos cristianos, pero que aquí cumplía una función destinada como veremos a otro tipo de “oficios litúrgicos” no relacionados con ritos religiosos, sino más bien iniciáticos. Pero el significado de los “cubos musicales” merece un estudio más detallado y más extenso debido a su complejidad y a las numerosas relaciones que tiene con otros símbolos, y realmente merece la pena desarrollarlo centrándonos exclusivamente en ellos, por lo que lo abordaremos en una próxima ocasión.


Al fondo, detrás del altar, en lo que es el Oriente de la Capilla, se encuentra el espacio simbólico que estamos describiendo


Una de las tres columnas sosteniendo varios arcos con"cubos musicales", que van “descendiendo” escalonadamente sobre los ángeles músicos, debajo de los cuales están algunas figuras con forma de estrella pentagramática

 

Ángel tocando la gaita, y justo encima de él un "cubo musical" con un  grabado en clave sonoro-geométrica

Pero sí hablaremos brevemente de este número, 215, que en hebreo, y utilizando el método de la gematría (que es la equivalencia entre números y letras), se corresponde con la palabra Aor, o Aur, que significa “Luz”. Los constructores de Rosslyn conocían perfectamente el sentido iniciático de la luz como símbolo del nacimiento espiritual por la recepción del Verbo en el alma humana, y nosotros nos preguntamos si no es precisamente una manifestación del Verbo divino la música angélica codificada en esos 215 “cubos musicales”. La luz y el sonido van indisolublemente unidos, como nos sugiere el Fiat Lux pronunciado por el Verbo divino para que en el “caos de lo no formado” nazca un mundo, un orden, y un alma sea bendecida con la recepción del Espíritu, que es justamente lo que sucede con el neófito cuando recibe la “luz iniciática”, o influencia espiritual.


Pila bautismal y ángel con dos hojas de palmera, símbolo de regeneración y resurrección

Esos 215 “cubos musicales” están representados en 16 arcos (con disímiles números de cubos en cada uno) dispuestos como decimos en la parte oriental de la nave, como si constituyeran el ábside mismo de la Capilla. La mitad de esos 16 arcos -8-, están sostenidos por 3 Pilares (los llamados del “Aprendiz”, del “Oficial” y del “Maestro”), y el resto hasta completar los 16, arrancan de la pared del fondo y de los laterales, creándose 4 pequeñas bóvedas, como puede verse en la siguiente imagen, aunque en ella solo se aprecian tres.


Arcos donde se aprecian los “cubos musicales”, y arriba, como clave de bóveda, la estrella de Belén presidiendo el nacimiento de Cristo


Grabado del interior de la Capilla de Rosslyn con los arcos que enlazan los tres pilares. Thomas Allom (1804-1872)

A estos 16 arcos hemos añadir dos más, que son los que “enlazan” las tres columnas antes mencionadas, y que hacen de “separación” con el resto del templo, como podemos observar en el grabado de arriba. Se tiene la impresión, en efecto, de que el lugar donde se encuentran los 215 cubos musicales constituye un espacio “aparte” del resto de la construcción. Como decimos es el “Oriente” de la Capilla, y la palabra Oriente, tanto en la Masonería operativa como en la Masonería especulativa (que en esencia es una sola) tiene unas connotaciones que van más allá del Oriente físico, y si quisiéramos ir al fondo de la cuestión dicho “Oriente” equivale exactamente al Debir, el espacio más sagrado del Templo de Salomón, como señalamos anteriormente. Por consiguiente, sería en ese “Oriente” de la Capilla de Rosslyn donde seguramente tuvieron lugar determinados ritos mágico-teúrgicos destinados a la comunicación con las energías jerárquicamente repartidas en los tres planos cósmicos, el inframundo,el terrestre y el celeste, estando el primero de ellos simbolizado por la cripta[6],  cuya entrada se encuentra al lado mismo del Pilar del Aprendiz, mientras que el tercero, el celeste, está representado por esos ángeles que se encuentran en la parte superior de cada una de las tres columnas y en otros lugares del mismo recinto, tocando sus instrumentos musicales, de tal manera que estos eran los “recipientes sonoros” que se encargaban de recoger y expandir la armonía de la Música Celeste en la Tierra y en el corazón del hombre, desempeñando así los Tres Pilares una función vehicular. Esto nos lleva a considerar que esos Tres Pilares cumplían muy probablemente una función análoga a la que en la Masonería actual desempeñan los Tres Pilares de la Sabiduría, la Fuerza y la Belleza, llamados las “Tres Pequeñas Luces”, que también delimitan un espacio sagrado, que en su caso contiene el Cuadro de la Logia, que es una síntesis de todo el Templo masónico.


El "Pilar del Aprendiz"

Este es uno de los elementos arquitectónicos más populares de la Capilla de Rosslyn, situada muy cerca de Edimburgo. Su forma evoca la “columna salomónica” gracias a las espirales con adornos vegetales que la bordean, que también pueden ser la representación de la serpiente enroscada en torno al Eje del Mundo, pero la asimilación con la columna salomónica no cambia por esto.

El Pilar del Aprendiz. A la derecha la entrada a la cripta

La cripta de Rosslyn

Ese vínculo con la serpiente lo corrobora el hecho de que en la base misma del pilar aparecen esculpidos ocho dragones entrelazados por sus cuellos (y equivalentes a las serpientes), de cuyas bocas brotan las ramas que se irán enroscando en torno al Pilar, como si dichos dragones fuesen representaciones de la propia energía vital de la Tierra (el “fuego” del dragón), nutriendo las raíces de las ramas, de tal manera que al final el propio Pilar semeja un árbol, que algunos han identificado con el Yggdrasil, el Árbol del Mundo en la mitología nórdica, donde también aparece un dragón-serpiente en la base del mismo. Considerado así, el Pilar sería una representación del Eje del Mundo, al igual que lo son los dos Pilares restantes que están a su lado, y que según la misma leyenda, se denominan el Pilar del Maestro y el Pilar del Oficial. Pero gracias a la presencia de esos elementos vegetales el Pilar del Aprendiz ilustra de una manera más evidente que se trata de una imagen que buscar evocar al Árbol de la Vida plantado en medio del Jardín del Edén. No olvidemos que estamos situados en “el Oriente” de la Capilla, y la analogía y las correspondencias  simbólicas son permanentes y constituyen el lenguaje cifrado de la Ciencia Sagrada. En este sentido habría mucho que decir acerca de la presencia del simbolismo vegetal dentro de la Masonería, cosa que se olvida con frecuencia. Pero a los constructores de Rosslyn no se les olvidó y quisieron testimoniarlo no solo con el Pilar del Aprendiz sino con la abundancia de representaciones del mundo vegetal que encontramos por todos los lugares de la Capilla.

Los dragones en la base del Pilar del Aprendiz

Al igual que la Capilla, se dice que este Pilar fue diseñado por William Sinclair. Es muy probable que su leyenda, haya contribuido a conformar la Masonería tal y como la conocemos hoy día, y en sus tres grados: Aprendiz, Compañero y Maestro. Pero antes de que se instituyeran estos tres grados, en la Masonería operativa o del Oficio (la Craft Masonry) solo existían dos, el de Aprendiz y el de Maestro, pero de facto eran tres ya que dentro del Aprendiz se distinguía entre el recién ingresado en la cofradía de constructores (el “Aprendiz contratado” que debía estar durante un período de siete años bajo las órdenes directas de su Maestro), y el “Aprendiz entrado”, así llamado porque conocía suficientemente los elementos fundamentales de los “secretos del Oficio”, y de hecho ya era un oficial (de ahí que uno de los Pilares se llame "del Oficial"), que en la Masonería moderna se transformaría en el grado de Compañero.[7] Si bien este conocía su oficio, todavía debía realizar su “obra maestra”, la que le haría acreedor de acceder a la Maestría.

Pensamos que en este contexto hay que entender la leyenda del Pilar del Aprendiz, en la que se relata que dicho pilar había sido enviado desde Roma hasta Rosslyn, pero estaba todavía sin “tallar”, o sea que era como una especie de “materia prima”, por lo que el Maestro de obras decidió “viajar” a Roma para conocer el modelo original. Al regresar de su viaje a Roma resulta que el pilar ya había sido esculpido por el Aprendiz (cuyo modelo se le había revelado en un sueño), por lo que el Maestro decidió matarlo. Tratándose de una leyenda masónica, es decir del relato de un mito, esta ha de contener una enseñanza ligada necesariamente con la iniciación a un grado superior, que es de hecho un “nuevo estado” dentro de la jerarquía interna del ser.

No olvidemos que al Aprendiz es el “candidato” a los “misterios y privilegios de la Masonería”, y candidato es una palabra que procede de “cándido”, que significa “blancura” y “pureza” entre otras acepciones semejantes, todas ellas relacionadas con lo luminoso. En este sentido una de las lecturas  de esta leyenda es que ese Aprendiz es en realidad un “Aprendiz entrado”, que como antes hemos dicho es el que tiene un conocimiento bastante “adelantado” de su oficio (es de hecho el grado de Compañero como señalamos), que él plasma en el Pilar que lleva su nombre, o sea que el “Aprendiz adelantado” (o Compañero), purificado de sus “impurezas” y “desarmonías internas” se identifica con su “obra de arte”, ya que esa obra es en realidad lo que él ha realizado consigo mismo en su interior, y por tanto está preparado para acceder a la Maestría. Pero ese “cambio de grado”, que es un “cambio de estado”, iniciáticamente hablando ha de venir precedido de una “muerte”, que es a la que se refiere esta leyenda, que recuerda bastante a la “leyenda de Hiram”, donde el aspirante también ha de “morir” para “renacer” en la “Cámara del Medio”. Del Oriente físico al Oriente metafísico Francisco Ariza

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[1] El cuartel general de la Orden del Temple en Jerusalén estuvo en lo que hoy es la mezquita de Al-Aqsa, pero que ellos llamaron el Templo de Salomón pues estaba construida en el lugar donde fue edificado dicho Templo en tiempos del rey Salomón.

[2] Culdea era el nombre de Escocia, así llamada por la unión del cristianismo con los “kaldes” (celtas), y específicamente con el sacerdocio druida. La Iglesia Culdea nace como una adaptación del druidismo a la nueva tradición que desembarcó, y nunca mejor dicho, en las costas británicas e irlandesas durante los primeros siglos de nuestra era.

[3] René Guénon: “Heredom”, capítulo II de Estudios sobre la Franc-Masonería y el Compañerazgo, tomo II.

[4] Ver a este respecto “Orden Real de Heredom de Kilwinning”, en la página de la Gran Logia Operativa Latina y Americana: https://web.archive.org/web/20130617223319/http://www.hermetismoymasoneria.com/hrdmgl.htm

[5] “Yo soy la rosa de Sarón y el Lirio de los Valles” (Cantar de los Cantares 2: 1).

[6] En la Masonería actual la cripta está representada por la “Cámara de Reflexión”, simbólicamente situada en el interior de la Tierra.

[7] Con el fin de dotar a ese grado de contenido iniciático hubo que hacer un traspaso de determinados símbolos y ritos que hasta entonces pertenecían al grado de Maestro, tal el caso de la Estrella Flamígera y herramientas tan significativas como el Nivel y la Escuadra de brazos iguales, entre otros elementos simbólicos relacionados con la construcción. 


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