ENSEÑANZA, ENTREGA Y ENTUSIASMO (Una lectura oracular del "Diccionario de Símbolos" de Federico González)
En este escrito sigo la sugerencia que Federico González hace en la Introducción a su Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos, en el sentido de que este puede consultarse también como un oráculo. Así lo hago, y aparece al azar la palabra ENTREGA donde leo:
"Símbolo del alma raptada por la Inteligencia
Divina. Por extensión todas las innumerables formas posibles de entrega. También
la llamada entrega del alma a Dios no por vía de aspiración directa sino dentro
de un orden y una doctrina, es decir, por medio de los ritos permanentes a los
que nos vemos sometidos para aspirar al amparo y la custodia de los dioses".
Estas palabras
alumbradoras están ilustradas con una imagen de William Blake por título
"Jerusalem" (ver arriba), donde aparece la Deidad abrazando al alma entre
llamas de fuego, o sea uniéndose íntimamente a ella, pues esto es lo que sucede
en el cielo de los serafines, donde los seres están en la más alta intimidad
con el Ser, de tal forma que se puede hablar de un identidad plena del alma con
el Espíritu. Y lo que es sorprendente y maravilloso por lo mucho que nos
sugiere es que esta palabra, ENTREGA, está enmarcada en el Diccionario entre ls entradas ENSEÑANZA y ENTUSIASMO.
En ENSEÑANZA podemos leer:
"Necesidad de recibir, aceptar y devolver
aquello que sabemos, que nos ha sido enseñado. La enseñanza de los símbolos, la
simbólica, también debe aprenderse puesto que el símbolo tradicional debe ser
enseñado para que lleguen a efectivizarse algunas de las potencialidades que
lleva en sí mismo y fecunde la vida de los aprendices gracias a lo recibido. Enseñar
es también aprender. Y cuando se dice enseñar no se habla de una enciclopedia
de datos y referencias, sino de aquello que se expresa en el lenguaje musical,
la poesía y las artes y ciencias tradicionales, o sea: la Doctrina".
Estas palabras van ilustradas con un grabado del Theatrum Chemicum Britannicum, del hermetista y masón Elías Ashmole (ver arriba), inspirado en el versículo del Apocalipsis (10, 9-11), donde precisamente Juan Evangelista “come” el libro que le ofrece el ángel, sobre cuya cabeza está “el arco iris, y su rostro era como el sol, y sus piernas como columnas de fuego”, según se dice en dicho versículo.
Si el cuerpo físico asimila los alimentos que lo nutren
para vivir, el alma necesita de esas ideas y principios para vivir igualmente,
pero esa “vida” no estará ya ligada al cuerpo, pues no se trata aquí del “alma
vegetativa” sino del alma que es una con el Mundo Inteligible. Por consiguiente
el libro que “come” el Evangelista no es otro que el Libro de la Vida (el Liber Vitae), análogo al Árbol de la
Vida cabalístico, compuesto de números y nombres divinos. Pero el Libro de la
Vida es también la encarnación del Verbo, de la Palabra, del Logos, y las
letras, nombres y números de que está compuesto son entonces los arquetipos de todos los seres creados, o sea del Universo entero en sus diferentes planos
y niveles de manifestación.
Y después
Federico nos hace partícipes del siguiente fragmento del Corpus Hermeticum ("Discurso de Hermes a su hijo Tat"),
que en verdad es un canto a la Unidad divina:
"¿Cómo te cantaría? Porque no puede
concebirse estación ni tiempo que te conciernan. ¿Y por qué te cantaría? ¿Por
las cosas que has creado o por aquéllas que no has creado? ¿Por las que has
hecho aparecer o por las que has ocultado? ¿Y en razón de qué te cantaría?
¿Cómo perteneciéndome a mí mismo? ¿Cómo teniendo algo propio? ¿Cómo siendo otro
que tú? Porque tú eres todo lo que soy, tú eres todo lo que hago, tú eres todo
lo que digo. Porque tú eres todo, y no existe nada más que tú: incluso aquello
que no existe, tú también lo eres. Tú eres todo lo que ha venido al ser y todo
lo que no ha venido al ser, eres pensamiento en tanto que pensante, Padre,
porque modelas el universo, Dios, en tanto que energía en acto, bueno, porque
creas todas las cosas".
Y en la entrada ENTUSIASMO
se recoge la siguiente explicación del Diccionario de la Lengua Catalana:
“Exaltación del alma bajo la inspiración divina”.
Y también del Diccionario
de la Real Academia Española:
"3. Furor o arrobamiento de las sibilas al dar
sus oráculos.
4. Inspiración
divina de los profetas.
5. Inspiración
fogosa y arrebatada del escritor o del artista, y especialmente del poeta".
Y a
continuación vienen las siguientes palabras de Federico acerca del "entusiasmo" vivido por el buscador de la Sabiduría:
"Es, por lo tanto, una poesis equiparada al
furor platónico, es decir, al furor divino, tan bien estudiado por Marsilio
Ficino en el Renacimiento en una obra llamada De amore y otra precisamente
Sobre el furor divino".
El oráculo
siempre responde. El amor (la Entrega) y el furor (el Entusiasmo) son armas de
la transmutación y la realización intelectual-espiritual, o sea la vivificación
de la Enseñanza y su transmisión, incluso hoy en día. ¿Y no es acaso este torrente luminoso de ideas fecundantes
emanadas del Diccionario de Símbolos y
Temas Misteriosos expresión de esa misma Enseñanza que puede ser
actualizada y encarnada en cada uno de nosotros? Francisco Ariza
Comentarios
Publicar un comentario