SÍMBOLOS HERMÉTICOS DEL CAMINO DE SANTIAGO (IV parte). La “Traslación de Santiago”
El simbolismo acerca
del “tercer nacimiento” iniciático que comentamos al final de la entrega
anterior nos lleva a considerar, desde esta perspectiva, el sentido de la “traslación”
del cuerpo del apóstol Santiago desde Judea hasta las costas de Galicia (o sea
de Oriente a Occidente), y más concretamente hasta el “Finis Terrae”, el fin de
la Tierra, topónimo que ya se aplicaba a Hispania en plena época romana.[1] Pero
hay que recalcar que además de su sentido puramente “geográfico”, el “Finis
Terrae” adquiere un sentido metafísico por ser el límite que separa el
horizonte terrestre del Mundo celeste, en cuyo centro se encuentra la “puerta
de los dioses”, la que da acceso al ámbito supracósmico, es decir al “tercer
nacimiento” en el Espíritu. No olvidemos que según esa correspondencia entre el Camino de Santiago y la Vía Láctea, el
“Finis Terrae” es también el fin de esta última, considerada como el
camino post-mortem hacia la morada de los dioses inmortales,
lo que en lenguaje cristiano equivale al Paraíso celeste.[2]
Esa geografía sagrada
está pues en relación con una cosmografía igualmente significativa, que
enriquece de contenidos toda esta simbólica espacial, la cual no puede ir
separada de la simbólica temporal, pues así como existen límites
espaciales también existen “límites temporales”, como lo señala precisamente el
hecho de que la celebración del rito de la Traslatio
se realice el 30 de Diciembre, es decir en el “fin” y el “límite” del año,
tomando a este como una medida temporal análogamente proporcional a ciclos
muchos más amplios. Todo fin de año está simbolizando el “fin del tiempo”, y por consiguiente la posibilidad de poder acceder al “no tiempo”, recuperando así el “sentido de la
eternidad”.[3]
Al igual que los
antiguos reyes y sabios de numerosas tradiciones, Santiago apóstol, depositado
en la “barca-venera” (que es también una “barca-sepulcro”), realiza el camino
celeste que lo conducirá hacia la salida del Cosmos, que la Vía Láctea en su
conjunto precisamente simboliza. Este es, según entendemos nosotros, el sentido
más profundo de esa “traslación”, que sin
duda podemos considerar como un auténtico rito post-mortem, o sea “después de la muerte”, siguiendo el rastro de
la luz del Sol espiritual hacia el nacimiento de una Vida siempre renovada en
el seno del Padre.
Depositado en la “barca
solar” el “hijo del trueno” navega por las “aguas superiores” del Océano
celeste, si bien su cuerpo físico será enterrado en el “Campo de la Estrella”
(Compostela), el cual se convertirá en una “tierra sagrada”, en un “centro del
mundo”, que es también el “centro del laberinto” existencial, pues el Camino de
Santiago es la vida de cada uno de nosotros, pero “orientada” hacia un destino
que realmente coincidirá con nuestro Origen. Por eso, la posibilidad de emprender
ese camino siempre está ahí, aunque dicha posibilidad solo comenzará a actualizarse
en el momento mismo en que nos preguntemos por nuestra verdadera identidad, y
sobre todo cuando sintamos la imperiosa necesidad de conocerla. Francisco Ariza
ICONOGRAFÍA
DE LA TRASLACIÓN DE SANTIAGO
En
este grabado se resume el ciclo de toda la Traslatio
de Santiago desde Tierra Santa hasta las costas gallegas, concretamente la
costa de la ciudad romana de Iria Flavia, la actual Padrón, en donde el cuerpo
es depositado en un sarcófago encima de un carro cuyos dos bueyes lo llevarán
finalmente hasta Compostela.
En
este fragmento del mismo grabado podemos observar a los siete discípulos, uno de los
cuales está en la proa y se dirige a sus compañeros con el dedo índice
en su boca, en un gesto claro de “guardar silencio”, en referencia sin duda a esa parte
de la enseñanza del apóstol velada por el “secreto” iniciático. El
caballo y el jinete cubiertos de veneras que aparecen en primer plano aluden
sin duda alguna a la idea de viaje y de “peregrinaje”. El caballo constituye una representación del símbolo como vehículo que nos "traslada" de una realidad conocida a otra desconocida.
Tímpano de la
iglesia de Santiago de Cereixo (Vimianzo, La Coruña). Puede apreciarse la barca de piedra con el cuerpo de Santiago y los siete discípulos. La factura es extraordinaria en su síntesis simbólica y demuestra un conocimiento profundo de los artesanos medievales acerca del mito sagrado de Santiago.
Se dice que a la llegada a la tierra sacra gallega
los discípulos depositaron el cuerpo de Santiago en una piedra con forma de
barca, la cual se “reblandeció como si fuera de cera” al ser tocada por el
cuerpo del apóstol, dejando su forma en ella. Esto alude sin duda alguna a las “huellas”
dejadas por los estados superiores en las rocas y las piedras, como puede
apreciarse en muchos lugares de la tierra. ("Desembarco de Santiago Apóstol". Maestro de Astorga, Siglo XVI. Fundación Lázaro Galdiano, Madrid).
1ª Parte: https://franciscoariza.blogspot.com/2019/06/simbolos-hermeticos-del-camino-de_29.html
2ª Parte: https://franciscoariza.blogspot.com/2019/07/simbolos-hermeticos-del-camino-de_14.html
3ª Parte: https://franciscoariza.blogspot.com/2019/07/simbolos-hermeticos-del-camino-de.html
4ª Parte: https://franciscoariza.blogspot.com/2019/07/simbolos-hermeticos-del-camino-de_25.html
2ª Parte: https://franciscoariza.blogspot.com/2019/07/simbolos-hermeticos-del-camino-de_14.html
3ª Parte: https://franciscoariza.blogspot.com/2019/07/simbolos-hermeticos-del-camino-de.html
4ª Parte: https://franciscoariza.blogspot.com/2019/07/simbolos-hermeticos-del-camino-de_25.html
[1] Aquí tendríamos
quizá el origen de Santiago como patrón de España varios siglos antes de que se
instituyera como tal.
[2]
Se da la circunstancia de que ese “viaje” desde Tierra Santa hasta Galicia ya
lo hizo Santiago en vida, evangelizando la tierra hispana acompañado por una
serie de discípulos. Las distintas crónicas , entre ellas el Códice Calixtino, hablan de siete discípulos con los
que recorre distintos lugares de la península (Almería, Granada, Córdoba,
Mérida, Zaragoza, y otras ciudades portuguesas hasta llegar a Galicia).
Santiago aparece con la aureola de un héroe fundador.
[3] Antiguamente el 30 de Diciembre también se
celebraba la “festividad de Santiago”, antes de que pasase definitivamente al
25 de julio. Añadiremos que todo lo referente a la traslatio pasaría a formar parte de la Leyenda Dorada, escrita por Santiago de la Vorágine en el siglo XIII.
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