El Sí Mismo no es distinto de ti
Atmâ, o el Sí Mismo, no puede conocer porque no
hay un “otro” que conocer que no sea Él mismo. Esta es una certeza metafísica
que no admite dudas por la sencilla razón de que ha sido resuelta en el vacío,
o el silencio, del centro de la rueda de la existencia.
El Sí Mismo no comprende ni conoce porque el
Intelecto y el Conocimiento están en Él. No puede conocer ni ser otra cosa que
no sea Él mismo, puesto que Él es el sujeto que conoce, el objeto de
conocimiento y el conocimiento mismo.
No hay ningún conocimiento que esté fuera de Él, y
si, en nuestra ignorancia, pretendemos tener un conocimiento propio, este no
sería finalmente sino una participación en el conocimiento del Sí Mismo, que en
realidad no es distinto de ti, ni tú distinto de Él, como señala Ibn Arabi en
su "Tratado de la Unidad" (1.3.4):
“Todos los atributos de Dios son tus atributos.
Verás que tu exterior es el Suyo, que tu interior es el Suyo, que tu comienzo
es el Suyo y que tu fin es el Suyo. Y eso, incontestablemente, sin duda alguna.
Verás que tus cualidades son las Suyas y que tu naturaleza íntima es la suya. Y
eso sin que te conviertas en Él, o que Él se convierta en ti, sin
transformación, sin disminución o aumentación alguna”.
Francisco Ariza
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