"HISTORIA DE LA ALQUIMIA EN ESPAÑA" (Reseña en SYMBOLOS Nº 11-12)
Juan García Font.
Colección Aurum,
Barcelona 1995. 315 páginas.
A pesar de los méritos indudables que este libro posee, hemos de confesar una cierta decepción una vez leído con cierta atención, pues creemos que se ha perdido una buena oportunidad para profundizar en un tema muy poco investigado hasta ahora, cual es la presencia de la Alquimia en España, país que, como señala el propio autor, fue durante la Edad Media la "puerta mayor" por donde el Arte Regia penetró en Europa. Por ejemplo, hubiésemos deseado un mayor tratamiento de la etapa árabe (con su epicentro en Toledo) en esa historia de la Alquimia hispánica, máxime teniendo en cuenta que fueron precisamente las traducciones que se hicieron del árabe al latín y a diversas lenguas romances, las que propiciaron el conocimiento de la Alquimia en el resto de Occidente. Sin embargo, el autor ha pasado como de soslayo por ese importante período. Lo mismo podríamos decir en lo que respecta a la fecunda época vivida bajo el reinado de Alfonso X el Sabio, cuando Toledo continúa siendo ese "crisol de alquimistas" y la ciudad donde acude prácticamente toda la intelectualidad europea a beber en la fuentes del saber allí acumulado. Lamentamos asimismo la total ausencia de cualquier referencia al Camino de Santiago y a la propia ciudad de Compostela, tan estrechamente ligados a la simbólica alquímica, empezando por el mismo apóstol Santiago, considerado uno de los patrones de los alquimistas.
A pesar de los méritos indudables que este libro posee, hemos de confesar una cierta decepción una vez leído con cierta atención, pues creemos que se ha perdido una buena oportunidad para profundizar en un tema muy poco investigado hasta ahora, cual es la presencia de la Alquimia en España, país que, como señala el propio autor, fue durante la Edad Media la "puerta mayor" por donde el Arte Regia penetró en Europa. Por ejemplo, hubiésemos deseado un mayor tratamiento de la etapa árabe (con su epicentro en Toledo) en esa historia de la Alquimia hispánica, máxime teniendo en cuenta que fueron precisamente las traducciones que se hicieron del árabe al latín y a diversas lenguas romances, las que propiciaron el conocimiento de la Alquimia en el resto de Occidente. Sin embargo, el autor ha pasado como de soslayo por ese importante período. Lo mismo podríamos decir en lo que respecta a la fecunda época vivida bajo el reinado de Alfonso X el Sabio, cuando Toledo continúa siendo ese "crisol de alquimistas" y la ciudad donde acude prácticamente toda la intelectualidad europea a beber en la fuentes del saber allí acumulado. Lamentamos asimismo la total ausencia de cualquier referencia al Camino de Santiago y a la propia ciudad de Compostela, tan estrechamente ligados a la simbólica alquímica, empezando por el mismo apóstol Santiago, considerado uno de los patrones de los alquimistas.
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